"EL FIN DEL FIN DEL JARDÍN"

18 de mayo de 2018

-  Óscar García  -


- En los primeros días en los que parecía que el buen tiempo empezaba a reflotar del eterno invierno de este año, falleció el periodista, escritor y profesor Pedro Sorela Cajiao. Y con él, las últimas esperanzas de enseñanza de un periodismo de rigor y realmente exigente consigo mismo. Quizá esta fuese la palabra que lo definía. "Exigente"...

Admirado por algunos y odiado por muchos de sus alumnos, la exigencia era el filón que encontró discrepancias entre las filas de sus clases de Redacción Periodística en la Facultad de Ciencias de la Información de la UCM. Con su incansable micro siempre acuestas, que ejercía casi tanto respeto como su portador, y su carpeta de Tintín, Sorela ejerció como maestro de la exigencia que se exigía así mismo. Amante de las nuevas ideas y de las viejas formas, aborrecía los tópicos y la sociedad de pega que se crea entorno a ellos. De sentimientos encontrados y opiniones revulsivas, el paisano y eternamente amante de García Márquez, llenaba las clases con obligada o deseada asistencia.

Con su enigmática voz cadente, dio sus últimas clases de Teoría y Práctica del Periodismo, de vuelta de una vida plagada de viajes, infinitas experiencias contadas en sus libros y por contar en sus aulas. Con su muerte se apaga la pasión y la belleza de una vida dedicada a las letras. Desaparecen la exigencia y la motivación ajena por desarrollar un oficio al que dedicó toda su vida. Fin a la búsqueda constante del 'estilo' y a la increpancia contra la mediocridad. Dad la bienvenida a las fórmulas escritas y a miles de románticos periodistas hablando como gallegos. El consentimiento exacerbado hacia todo, dificulta la utilidad y el sentido de la libertad. Sólo se es feliz, si se ha sufrido. Sólo se es libre si se ha sido preso. La verdadera Crónica del Siglo.


"Se me ha ido el folio sin poder explicar que lo poco que soy se lo debo en muy buena parte a los profesores antediluvianos que, en colegios diversos me ponían deberes casi siempre imposibles, que corregían sin contemplaciones: es más, solían ser ogros y tener lenguas no de fuego sino de ácido, cuyas verdades se graban con más facilidad" 


Gracias por levantar el verdadero interés y desinterés por las letras a quiénes nunca lo tuvieron claro.

Pedro Sorela. Bogotá (1951) - Madrid (2018)

Redacción El País 1986.


https://elpais.com/cultura/2018/04/18/actualidad/1524069879_649624.html

https://www.abc.es/cultura/abci-muere-escritor-y-periodista-pedro-sorela-201804181834_noticia.html

https://www.elmundo.es/cultura/2018/04/18/5ad77542ca47418c228b463a.html

https://www.semana.com/cultura/articulo/muere-el-escritor-y-periodista-pedro-sorela/564122

https://www.elespanol.com/espana/20180419/pedro-sorela-maestro-enseno-periodistas-pensar/300969912_0.html


CAPITALISMO vs LITERATURA

 Elvira Moreno Paz 

2017: Twitter, Facebook, Whatsapp, Instagram. Tarjetas de crédito, reabajas on-line, Netflix & Chill, comida barata. Comprar, consumir, gastar. ¿Y así, quién tiene tiempo para leer? Es triste, pero ¿qué está pasando exactamente? ¿En qué momento dejamos de llorar y reír, de conectar con las páginas y desconectar del resto? Quizá nos han ganado las series, los videos de YouTube y todo ese contenido fácil, gratis y rápido. Pero, ¿dónde está la lucha, los gritos, la revolución?

"¿En qué momento dejamos de llorar y reír, de conectar con las páginas y desconectar del resto?"

Sí, hemos aceptado que es un capricho darle importancia al arte, nos hemos clavado nuestro propio puñal. Pero lo verdaderamente preocupante es que esto no había pasado nunca. La literatura lleva siglos superando diferentes adversidades, ataques directos e indirectos, resurgiendo más tarde de sus cenizas para continuar el canon que nos une como cultura. Y ahora, ¿acaso no somos más individualistas, egoístas, despreocupados? Bienvenidos al capitalismo.

Es cierto que no hay ninguna mano invisible que maneje a su antojo las decisiones de la sociedad de cada tiempo, pero sí que la lista de prioridades va cambiando según lo que mueve a la masa. Y uno de los principales problemas es la posición del arte en dicha lista de prioridades.

Viajando rápidamente a Grecia, nuestra base para ser lo que somos hoy, vemos que la literatura (como concepto general de arte) era la base para su propia religión y las leyes morales que regían el día a día. Los mitos intentaban explicar cómo funcionaba el mundo y cómo actuar en consecuencia. Por otra parte, la cultura romana, así como la judía y la cristiana (pese a sus diferencias) basaban su fe y modo perfecto de vida en un libro denominado sagrado. Las palabras conseguían convencer al resto, dando poder a aquel que sabía usarlas.

Según avanzamos en la historia, el poder de las palabras se aleja de la religión para acercarse más a la política (retórica) o la expresión de sentimientos (romanticismo). Por otra parte, en la modernidad, cuando aparecía una desgracia, tal como Auschwitz o la dictadura española, los libros eran una de las primeras cosas en ser prohibidas. Censura, control, persecución y muerte. Que nadie lea lo que no debe, que no sepa, que no piense. Por fortuna supimos entender las señales y fuimos conscientes de que hay que ver aquello que te ocultan. La curiosidad nos llevó a luchar: florecieron las quejas, los libros de contrabando, la lectura a escondidas, volvió de nuevo la importancia del arte.

"La curiosidad nos llevó a luchar: florecieron las quejas, los libros de contrabando, la lectura a escondidas, volvió de nuevo la importancia del arte"

Sin embargo, el capitalismo encontró la forma perfecta de apartar del campo de visión todo aquello que no tuviese que ver con producir y consumir al beneficio de grandes empresas. Nos obviaron, como algo muerto y ya pasado, como algo inútil, innecesario y relegado al ocio. Ya no se distinguen obras exaltadas más allá del siglo XX, hemos paralizado el canon y los límites son difusos entre todo lo que entra ya en el concepto de literatura. ¿Libros de youtubers, Destroza este diario, Belén Esteban? Nos ocultan entre distracciones porque, si alguien descubriese el poder que tienen las palabras y su difusión en la literatura, ellos, los que tienen el control, estarían más cerca de caer.

"Nos ocultan entre distracciones porque, si alguien descubriese el poder que tienen las palabras y su difusión en la literatura, ellos, los que tienen el control, estarían más cerca de caer"

DIFÍCIL PARA HBO SUPERAR ESTO...

PATRIA. FERNANDOARAMBURU 

Irene Díaz Marín - @perseideeme

Y puede que recuerde demasiado a aquella máxima hippie de hacer el amor y no la guerra, o alguna letanía religiosa de esas que se sienten más que se escuchan (en algunas almas). Pero esta novela habla del amor y la amistad verdadera, que van mucho más allá de una lucha armada, que van mucho más allá que una patria u otra, que va mucho más allá de una orientación sexual, una ideología o una creencia.

Trata de los sentimientos humanos, del significado de gestos, de palabras que tras mucho tiempo llenan vacíos de incertidumbre creada por odio anterior que finalmente siempre es abatido. El amor, es la emoción pura que siempre gana a la oscuridad, a las armas, al dolor y al odio.

Y es en estos tiempos, en los que vemos luchas ideológicas y violentas por motivos políticos o religiosos en los que debemos recordar tiempos pasados en nuestro país, en nuestro mundo. El daño que se ha hecho al enfrentarse al diferente: Al que cree diferente, al que piensa diferente, al que es de otro color, al que ama de otro modo. Basta ya de odio, basta ya de enfrentamiento. Olvidad las diferencias y quered, quered mucho que al final es lo único que nos quedará: el amor que hayamos dado, que nos hayan dado.

Abrazaos como las protagonistas de este libro, que por desgracia separaron sus vidas por causas independientes a ellas: por sus familias, por la opinión de la gente. Dejad de lado todos esos juicios innecesarios y sentid, sentid a la gente que está a vuestro lado siempre. Y volveré a parecer hippie, pero en serio: dad amor y no tanta guerra

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Houellebecq rompe esquemas

Andrea Caballero

"Sumisión" bate récords de venta en Francia y causa un aluvión de críticas en las redes sociales.

El futuro es ese lugar donde todo es posible. Y, en el mundo político en el que nos movemos, lo cierto es que "Sumisión", la novela del filósofo francés Michel Houellebecq no es tan descabellada como aparenta.

François, un profesor de literatura de la Sorbona dedicado a Huysmans y embargado por una impasibilidad ante la vida, ve cómo en las elecciones presidenciales del 2022 gana en Francia un islamista radical. Poco a poco la situación francesa va cambiando y François se ve obligado a tomar una decisión: luchar contra corriente o aceptar que solo hay un único Dios y que es Mahoma su profeta.

Desde la primera página hasta la última "Sumisión" es un enrevesado tapiz donde se entremezclan todo tipo de ideas literarias y políticas, en un contexto muy lejano y a la vez muy actual siempre cambiante que los lectores mantenemos presente. Novela asombrosa con un pasado detrás y supervivencia, ya que las críticas han sido duras, "Sumisión" viene a recordarnos que, como en cualquier situación, las cosas pueden bascular en cualquier momento.

Algo más que amistad, algo menos que amor

María López Pousa

Hay una línea muy fina entre la amistad y el amor. Un espacio que cambia, que se mueve, que cada uno experimentamos de un modo distinto y que podría formar parte de esos posts de Facebook en los que se recopilan palabras en otros idiomas con las que nombrar esas sensaciones que no podemos describir (justo entre la manía de comprar libros de forma compulsiva y el ruido que hacen las hojas secas cuando las pisas). Yumi Sakuwaga, sin embargo, no ve la necesidad de ponerle nombre. Hay cosas que simplemente existen, y está bien así.

Algo más que amistad, algo menos que amor es una carta sencilla para explicar emociones complejas. Las ganas de pasar tiempo con alguien pero sin necesidad de intercambiar saliva. Las ganas de que ese alguien sea feliz y al mismo tiempo ese miedo de que su felicidad haga que deje de necesitarnos. Dos seres sin edad y sin género (porque la amistad y el amor no lo tienen) nos acompañan a lo largo de las páginas, nos ayudan a identificarnos con una de las partes y a pensar en esas personas que tenemos cerca y queremos tanto, pero no sabemos muy bien cómo decírselo.

Algo más que amistad, algo menos que amor no es una historia romántica. No habla de príncipes, princesas y para siempres. Habla de hacernos selfies, de mandarnos mensajes de madrugada, de compartir entradas en Tumblr, de enviarnos memes de gatos. Habla de una generación a la que se nos achaca el no comunicarnos por culpa de la tecnología, pero que la usamos para compartir entre nosotros todo aquello que nos parece 'chulo, divertido y horroroso en este mundo'. Yumi Sakugawa nos remueve algo dentro que nos anima a cuidar de la gente que nos importa, pero sin empezar a salir juntos en serio ( porque 'eso sería súper raro'). Y en realidad, qué mejor modo hay de decirles lo que pensamos que con una carta como esta.

Todas las ilustraciones del libro están realizadas por la propia autora, cuyo trabajo ha sido incluido en medios como Buzzfeed o WonderHowTo, y al que podemos acceder en su página personal (https://www.yumisakugawa.com/) y en su tienda online (https://yumisakugawa.bigcartel.com/)

Cansadas

Andrea Arruñada Dorado

Nuria Varela (1967-. Turón, Asturias) vuelve a sorprender con un libro de feminismo para todos los públicos. Pretende romper con la creencia de que la igualdad entre hombres y mujeres es una realidad, estamos más bien ante un "simulacro de igualdad". La sociedad condena las formas de machismo más claras, pero se le escapa la sutileza de otras formas de violencia hacia la mujer. Los micromachismos, el mito del amor romántico, la cultura de la violación, la dependencia económica de la pareja, la brecha salarial o el tiempo dedicado de media por hombres y mujeres a las tareas domésticas son algunas de las cuestiones que aborda Nuria Varela en este libro. La idea de que lo privado también es público ha acompañado siempre a buena parte de las pensadoras feministas. "Mientras las mujeres entraron en el espacio público -sin abandonar el doméstico-, los hombres no entraron en el privado" concluye rotunda la asturiana. También recuerda el fracaso del Ministerio de Igualdad durante la II Legislatura de Zapatero, donde ella misma trabajó. Los políticos y medios más conservadores acusaban al gobierno de "despilfarrar" con el Ministerio, que suponía el 0'03% de los Presupuestos Generales del Estado. "Dedicar recursos a las mujeres escocía mucho" se lamenta Varela.

Escrita de una manera ágil, sencilla y muy didáctica, "Cansadas" sigue la línea crítica y mordaz que inició con "Íbamos a ser reinas" (2003) y "Feminismo para principiantes" (2005).

La ruta de Don Quijote: El viaje periodístico de Azorín

Javier Espada Román

Este año viene cargado de un gran número de citas literarias por el motivo de la conmemoración del centenario del nacimiento de escritores como Gloria Fuertes o José Luis Sampedro en España, Juan Rulfo en México o Augusto Roa Bastos en Paraguay. El 2017 también será especial para Cien años de soledad, que cumple medio siglo desde su publicación y para José Zorrilla, porque se conmemora el 200 aniversario de su nacimiento. Pero además, se cumplen 50 años de la muerte de uno de los escritores más célebres de la Generación del 98, José Martínez Ruiz, Azorín. La producción literaria del escritor alicantino se centró sobre todo en novelas y ensayos, aunque también experimentó en el teatro. Entre sus ensayos literarios destaca La Ruta de Don Quijote(1905),una obra con la que el autor nos transporta a La Mancha.

El libro, fácil de leer, consta de quince artículos que escribió Azorín en 1905 para el periódico El Imparcial después de que su director, José Ortega, enviara al escritor alicantino a La Mancha con motivo del tercer centenario de la publicación de la primera parte de El Quijote. En su viaje, Azorín visita Argamasilla de Alba, pueblo al que le concede el privilegio de ser la cuna de Don Quijote, Puerto Lápice, Ruidera, Campo de Criptana, El Toboso y Alcázar de San Juan.

La obra destaca especialmente por una sintaxis sobria, muy recurrente en otros libros del autor y por la suavidad con la que Azorín recrea los paisajes de la meseta manchega. Estas descripciones nos recuerdan a otros autores de la Generación del 98 como Antonio Machado en Campos de Castilla o Pío Baroja en su obra El Árbol de la Ciencia con las recreaciones del paisaje levantino.

Los capítulos de La Ruta de Don Quijote mezclan las descripciones de la llanura con reflexiones y conversaciones con personas que habitan en estos pueblos, lo que ayudan a conocer el carácter y evocar el espíritu de los habitantes de las zonas que visitó. Azorín también recurre a esta técnica en su obra Castilla (1912). Otra de las características del estilo del escritor alicantino que podemos observar en La Ruta de Don Quijote es el impresionismo, que consiste en la selección de algunos aspectos de la historia recreados con mayor detalle en perjuicio de otros, técnica que también podemos ver en su obra Doña Inés (1925).

La Ruta de Don Quijote, que fue publicada en 1905, gozó de una buena difusión en España y América y comenzó a traducirse a partir de la segunda década del siglo XX, convirtiéndose en una de las obras más reproducidas de Azorín fuera de nuestras fronteras. 

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